Yo siempre digo que el culpable de que yo esté en este hermoso mundo vinícola fue y es mi padre Juan Rodríguez Fernández, en 1998, me dijo que cambiara mi proyecto comercial del sector alimentación y elaborados cárnicos al mundo vinícola, donde siempre se necesitará la figura de unión entre productor y consumidor final, con trato directo con los propietarios del negocio. Ya que la alimentación, iría perdiendo esa figura debido a que las cadenas se irían comiendo al negocio tradicional y se negociaría en una central, donde se es un número de resultados dependiendo de la fuerza de la marca que se representa.
El mundo vinícola, aunque está evolucionando a pasos agigantados y también hay ya grupos hosteleros, que van creciendo con varios negocios de un mismo propietario o sociedades que aprovechan el éxito de un primer pilar para generar un imperio.
Es verdad que a día de hoy, el conocimiento, la variedad en el sector vinícola, y la distribución ha evolucionado. Se diversifica tu porfolio para dar un servicio casi integro a las necesidades de tu cliente objetivo. Pero se echa en falta la profesionalidad tanto del comercial de calle, que lleva un porfolio tan amplio, que difícilmente domina, y del cual se ve en la necesidad de autoseleccionar lo que le pide la empresa que priorice y le haga cumplir números, perdiendo la esencia de conocer y saber defender el tesoro que ha llegado a sus manos, en nuestro caso vinícola.
¿Se ha perdido el norte de quién parte el proyecto de cada bodega? ¿el éxito de la bodega está en encontrar un distribuidor que haga el trabajo duro con las armas de ruedas y zapatos de comerciales?
Quiero ser punta de lanza de un porfolio, ¿pero que me cuesta publicidad, merchandising, botellas de muestras, formar a los equipos comerciales de primera mano, presentarme en ferias de muestras, financiar mis ventas…?
Seguid atentos, iremos recorriendo todo el canal de distribución en primera persona. ¡Chin chin!