Despedimos 2022 y preparamos 2023

Pues sí, llegó diciembre. Un mes loco, lleno de ilusiones y sobre todo de nuevas esperanzas. Personalmente es un mes y unos días donde nos volvemos más flowerpower… Tocamos el corazón y los sentimientos de todos los que nos rodean… Pues lo mismo pasa con los vinos, a diferencia que tenemos que hacerlo durante todo el año. En España hay más de 4.000 bodegas, a una media de 4 ó 5 referencias por cada una, tenemos un poderío mundial de más de 20.000 referencias de las que disfrutar y aprender.

A lo largo de la historia, todo nuestro mundo ha ido evolucionando y lo sigue haciendo a pasitos agigantados. Desde la época donde el vino se usaba como alimento o como pago al servicio de alguna persona. A ser un distintivo de nobleza y alta alcurnia, y ser uno de los tesoros a conquistar por parte de los invasores de un territorio. Hacer de los viñedos de España, unos vinos viajeros por todo el globo y signo de cosa exclusiva y majestuosa que relucía en cada mesa. Un ser vivo que daba de comer a mucha gente y que lo sigue haciendo o debe seguir haciéndolo.

El siglo XIX, con la filoxera, cambió nuestro mundo vinícola, y gracias a los franceses que vinieron a Rioja y trajeron sus sistemas de plantación y elaboración de los caldos para su transformación en vinos, fue nuestro renacer al vino actual. Nunca podremos agradecer bastante a los vinos producidos en la primera D.O. Xerez, los únicos que tras la filoxera consiguieron mantener toda su riqueza mundial del comercio del vino. Nuestra Málaga esa segunda D.O. ahí perdimos esa hegemonía que tenían nuestros vinos que incluso llegaron a iluminar las mesas de los Zares de Rusia.
En nuestros días, la exportación ha sido el mejor y relevante éxito de nuestras bodegas con poderío que han llevado nuestra bandera a los países del mundo. Pero la pandemia de 2020, nos hizo volver a poner los pies en la tierra. Siempre está muy bien que nos valoren y valoremos las cosas que hacen otros productores, pero nunca debemos dar por perdido lo que tenemos más cercano y el que tiene que hacer de nuestra marca o producto algo necesario y diferenciador a otro similar en nuestro día a día.

La persona, consumidor final es quien realmente hace una Marca única y deseada. De hecho, la pandemia ha cambiado todo el bloque comercial del mundo del vino entre otros. Pero vamos al nuestro: (la parte de ahora no es de mi autoría, pero me gusta y os lo comparto)

Cuando la gente me dice que el marketing y el vino no se puede juntar”.

El problema más importante que tiene el sector es precisamente de marketing:

1. Gran parte del sector no entiende la primera P que es el producto. No tienen bien claro qué es lo que quieren hacer, donde lo quieren elaborar y donde se puede vender.
2. La segunda P – desde luego aquí es donde está la peor confusión ya que el sector del vino español no sabe quién es su target, su cliente. Ni lo conoce, ni lo estudia, ni lo mima.
3. La tercera P no está mal ya que tenemos muy buena relación precio/calidad. Pero falta que se vendan los vinos de gama media y alta en cantidades considerables.
4. La cuarta P sí que es deplorable ya que la promoción y el marketing son prehistóricos, hecho por aficionados. La comunicación por parte de las supuestas personalidades del sector…sin comentarios.
5. La última P no está mal del todo pero en lo que se equivocan es que no saben colocar adecuadamente vino-establecimiento-target.

Bueno para acabar este 2022, creo que ya tenemos deberes a hacer para que el 2023 volvamos a resurgir con fuerza e ilusión, por que creámonos que lo merecemos.
Os espero en el siguiente post. Feliz Navidad y un super ilusionante 2023 de duro trabajo.

¡Chin chin!