Pues sí, ya pasaron las fiestas. Los últimos 15 días del año, son de encuentros familiares y celebraciones, compras de regalitos como pajes reales… pero para los autónomos como Vidcriterio y partes pensantes de las empresas es el momento de evaluar, hacer un último empujón de los números contables, la parte comercial y sobre todo saber si podremos continuar y mejorar en el año entrante.
Muchas listas de nuevos propósitos de enmienda… Si revisamos el año anterior, la mayoría o no se ha cumplido (pues soñar es gratis) y alguna ni se comenzaron. Pero nuevamente nos bombardean con “año nuevo, vida nueva” y volvemos a hacer las cábalas de a ver como encontramos este 2023 la deseada varita mágica que nos de solución a nuestro quehacer diario. Reducir costos, deshacerme de rémoras que han ido mermando nuestra energía vital, y con miedo mirar nuevos derroteros.
Craso error, hay que dar las gracias cada día por ver la luz de cada amanecer “Vive gilipo…”. Rodearte de las cosas y las personas que suman de verdad a que cada día sea una nueva historia donde lo que sueña tu subconsciente corazón se haga realidad paso a paso, sin mirar atrás. Pues el ayer es aprendizaje, nunca es un fracaso, a no ser que lo definamos así. El mañana nunca llega y aplazar lo que debes hacer aquí y ahora es un efecto negativo que irradiará en todo tu entorno. Este fin de año he descubierto una persona con nombre propio Sr. Javier Gaspar, que sacó mis últimas lágrimas de 2022, pero me activó un actualizado yo para encarar 2023.
La varita mágica que buscamos no es una herramienta, la herramienta eres tú. Cuando miramos RRSS, se ha puesto de moda ser COACH, tu MARCA PERSONAL, dominar todo este nuevo ciberespacio y el metaverso que nos está deshumanizando poco a poco, exigimos la solución a cualquier tema por transcendental que parezca a un solo click. El nuevo dios es el tiempo y la ley del mínimo esfuerzo. O algo peor, creernos que somos autosuficientes en cualquier campo. No puedo delegar en nada, ni en nadie. Todos seremos lobos vestidos de cordero, que pretendemos que el otro haga nuestro trabajo y a ser posible a costo de 0 leuritos. Y lo que yo sé o puedo aportar me lo quedo como Gollum hizo con ese famoso anillo milagroso ¿os suena?
Hablo de Vidcriterio, nuestro niño chico que es ese proyecto en fase de realidad con el que humildemente quiero servir a muchos y ayudar a todos, en torno al calor de una copa de buen vino. PASIÓN, PERSERVERANCIA Y PACIENCIA.
Familia Vidcriterio ¡Chin chin!
Os espero en el siguiente post de nuestro blog.